DISLEXIA

Dislexia

QUÉ ES LA DISLEXIA:

La dislexia se incluye dentro de una amplia clasificación, la de las dificultades específicas de aprendizaje (DEA) definidas como “Desorden en uno u más de los procesos básicos que involucran la comprensión oral y escrita del lenguaje”.

Los problemas que pueden observarse en la escuela se concretan en distintas áreas: pensamiento, habla, lectura, escritura, deletreo o dificultad para manejar signos matemáticos. Se da en sujetos con un desarrollo cognitivo o inteligencia normal o alta, que no padecen alteraciones sensoriales perceptibles y que han recibido una instrucción adecuada.

Uno de los problemas con el que nos encontramos es que la Dislexia no se puede diagnosticar antes de determinada edad, en la cual empieza a poder constatarse un retraso evidente en la adquisición de las habilidades del lenguaje escrito, con respecto a sus compañeros de clase.

 

CAUSAS DE LA DISLEXIA

Hoy se reconoce que ésta es una condición congénita y evolutiva, y aunque las causas no están plenamente confirmadas, se sabe que su efecto es crear ciertas anormalidades neurológicas en el cerebro (las neuronas están colocadas de manera no muy ordenada).

También se ha podido comprobar que los disléxicos no usan las mismas partes del cerebro que los no disléxicos.

Los niños nacen con dislexia, pero la sintomatología comienza a manifestarse cuando entra en la escuela; la mayoría de los especialistas establece la clasificación después de los siete u ocho años, cuando se supone que ha adquirido la lectura sin ninguna duda.

La falta de conciencia fonemática es una importante raíz de los fracasos lectores. Los niños con escasa conciencia fonológica son incapaces de distinguir y manipular sonidos de palabras o sílabas cuando se habla; además, estos niños encontrarán gran dificultad cuando se tratan de relacionar letras y sonidos que representan las palabras y cuando tienen que pronunciar pseudopalabras.

 

CONSECUENCIAS DE LA DISLEXIA:

Los llamados “efectos colaterales” son muy variados, pero se pueden observar generalmente:

  • Desinterés por el estudio, que puede llegar a convertirse en fobia escolar.
  • Calificaciones escolares bajas.
  • Con frecuencia son marginados del grupo y llegan a ser considerados (y considerarse a sí mismos) como niños con retraso intelectual.
  • La posición de la familia, y con bastante frecuencia de los profesores, es creer que el niño tiene un mero retraso evolutivo (o intelectual en casos extremos) o bien, lo más frecuente, que es un vago, lo que se le reprocha continuamente; esto tiene consecuencias funestas para la personalidad del niño, que se rebela frente a la calificación con conductas disruptivas para llamar la atención, o se hunde en una inhibición y pesimismo cercanos o inmersos en la depresión.
  • Es frecuente encontrar en los niños disléxicos ciertos rasgos característicos: sentimiento de inseguridad, compensado por una cierta vanidad y falsa seguridad en sí mismos, y en ocasiones, terquedad para entrar en el trabajo y la motivación que requieren los tratamientos.
  • Están convencidos de su falta de inteligencia y es bastante habitual que sean reacios a cualquier situación de refuerzo de otras habilidades que no creen que tengan.

 

Cuanto antes se diagnostique la dislexia, mejor. Y a pesar de que hasta los 7 años no se puede hacer un diagnóstico fehaciente, existen síntomas de alerta que podemos apreciar desde más pequeños y que nos pueden indicar la necesidad de acudir a un psicopedagogo para evaluar y asesorar a la familia a fin de evitar males mayores.

En nuestro próximo artículo os indicamos esos síntomas.

 

MOTIVA A TUS HIJOS PARA QUE LEAN

Motiva a tus hijos para que leanTodos sabemos lo importante que es para el desarrollo intelectual de los niños adquirir el hábito de la lectura. Por tanto, partiendo de la base de que todos los niños imitan el comportamiento de sus progenitores, si los padres son aficionados a la lectura, a los pequeños les terminará picando el gusanillo del libro.

Una buena manera de iniciar a los niños en la lectura es a través de los cuentos.

Actualmente, hay multitud de cuentos diversos: unos vienen con pegatinas, otros son colorear o traen desplegables. Es importante que el niño escoja el libro que le gusta para que tenga interés por leerlo. Evita que lo haga en contra de su voluntad, porque es posible que esta actividad produzca en él el efecto contrario.

La gran dificultad a la hora de motivar al niño en la lectura reside en la falta de conocimiento, que tienen muchos padres, a la hora de situar a su hijo en este camino. El interés por la lectura puede ser sugerido al niño de una forma sencilla, espontánea y duradera, si tu hijo empieza a tener contacto con los libros desde muy pequeño, antes incluso de aprender a leer.

Si los niños están familiarizados con los libros, según algunas investigaciones, se encontrarán más preparados para tener éxito en los estudios. El acto de leer o simplemente de ojear un libro estimulará la inteligencia, la imaginación y la creatividad de los niños.

Consejos para fomentar la lectura en los niños:

  1. Predica con el ejemplo: Para empezar, es necesario que tu hijo te vea, siempre que sea posible, con un libro en la mano. Los niños sentirán más interés por leer un libro si ven que este hábito está presente en su entorno. Piensa que a los niños les encantan copiar e imitan como una forma de aprendizaje. Si ellos notan que te gusta leer y que tratas los libros con cuidado y respeto, ellos probablemente, harán lo mismo.
  2. Fomenta el contacto con el libro: Es necesario estar convencido de que la lectura debe ser empleada como una forma más de diversión y no como una obligación. Los libros no deben ser introducidos en el entorno cotidiano del niño sólo cuando empiece la escuela o esté aprendiendo a leer. El contacto con los libros debe empezar antes.
  3. Estimula sus sentidos: Cuando el bebé consiga sentarse firme en el suelo o en la cuna, ofrécele libros para que los maneje. Cómprale cuentos educativos, ¡le encantará! Existen pequeños y curiosos libros hechos con tela, e incluso con material plástico, indicados para el juego a la hora del baño. Existen también pequeños diccionarios para que tu bebé se vaya familiarizando con las palabras, las letras, relacionándolas poco a poco a la imagen. El secreto a esta edad es hacer que el bebé vea el libro como un juguete más, con el cual podrá aprender, tornarse mayor, descubrir, crear fantasías, y oír muchas historias interesantes y encantadoras. Al principio, trata de dar preferencia a los libros ilustrados, con pocas palabras, y haz que tu hijo lo toque, lo acaricie y lo huela. Existen libros que contienen sonidos, trozos de lana y otros materiales para que los bebés disfruten también con el tacto. ¡Los hay también con olores!
  4. Léele en voz alta: Cuando ya sea más mayorcito, lo ideal es leerle en voz alta, siguiendo siempre las historias del libro. Actualmente, muchos libros se venden con CD, una idea genial que encanta a los más pequeños. Dedica un rato todos los días para compartir con tus hijos en brazos el placer de leer un cuento, lejos de las distracciones de la televisión. Empieza con los cuentos tradicionales, clásicos, pero fundamentalmente elige libros que le agraden. Si un libro resulta aburrido, olvídalo y busca otro que sea más interesante.
  5. Llévale a la biblioteca: Cuando tu hijo pueda estar quieto en un lugar cerrado, llévale a visitar una biblioteca. Así, el niño tendrá la oportunidad de familiarizarse con los libros, aprenderá a manejarlos y estará construyendo una amistad y un lazo con la lectura. Deseará volver muchas veces para elegir el libro que quiera.
  6. Regálale libros: Otra forma de estimular el interés del niño por los libros, es convertir un libro en un premio. Cada vez que tengas que premiar a tu hijo por algo importante, regálale un libro sobre su tema preferido.
  7. Anímale a participar de la lectura: Cuando termines de leer el cuento, pídele que te cuente lo que pasó con algún personaje, o incluso anima a tu hijo a adivinar lo que pasará al final. Aprovecha para hacer comentarios sobre las situaciones buenas y malas, y compara un fragmento de la historia con sus experiencias, haciéndole preguntas como: «¿qué harías en su lugar?, ¿a qué nos ocurrió lo mismo un día?».
  8. Enriquece su biblioteca: Cuando sientas que tu hijo ya se interesa por las historias, se involucra con la trama, se identifica con los personajes, empieza a participar y a imaginar distintos finales, no dejes de sorprenderle con nuevos cuentos. Es recomendable dar continuidad a esta costumbre, abasteciendo siempre vuestra casa con nuevos libros y revistas.

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¡MOTIVA A TUS HIJOS PARA QUE LEAN!