CÓMO DESARROLLAR EL TRABAJO EN EQUIPO

 

Los adultos siempre pedimos a los niños que cooperen, que se ayuden entre sí y que estén  siempre dispuestos a colaborar, pero pocas veces nos detenemos a pensar qué es lo que  debemos enseñarles para que esto realmente ocurra.

Trabajo en equipo

Para que nazca esa habilidad para trabajar en equipo es necesario trabajarlo también desde casa, ya que la familia es el primer grupo donde se vive el trabajo en equipo, pues cada integrante cumple un rol que ayuda a que funcione de manera adecuada.

Consejos para fomentar el trabajo en equipo en tus hijos:

  • Anímalos a ser jugadores honestos: Enséñales a ayudar a los compañeros de equipo, no hacer trampa, ni daño a los demás.
  • Enséñales que no existe la palabra “yo” en un equipo: Los integrantes deben apoyarse mutuamente y hacer lo mejor para el grupo.
  • Anímalos a tener una actitud positiva mientras juegan: Habla con ellos antes y después de un trabajo en equipo y muéstrale las posibles perspectivas.
  • Evita ejercer cualquier presión para que practiquen un deporte.
  • Mantente firme con tus hijos cuando se trata de comportamientos negativos: No pases por alto ni permitas un lenguaje grosero, rabietas, o faltas de respeto.

Aprender a trabajar en equipo ofrece al niño la posibilidad de formar valores como la solidaridad, el respeto, así como aprender a compartir y tolerar.

Desde el momento en que el niño comienza a interactuar con otros niños, de su misma edad, educadores y padres deben fomentar el trabajo en equipo, por ser una herramienta significativa en la medida en que el menor aprende a ser tolerante frente a la frustración, solidario, paciente y respetuoso con los demás.

 

Que tu hijo logre formar equipos y ser una parte importante de ellos, lo ayudará a tener una vida sana y le permitirá alcanzar sus metas.

COMPAÑERISMO Y COMPARTIR

Compañerismo

El compañerismo implica un sentimiento de grupo y un espíritu de cooperación que impulsa al niño a ayudar, a acoger y a defender fines comunes con otros. Compartir es la capacidad de dar lo que tenemos y de participar. Ambas son esenciales para la creación de vínculos sólidos.

QUÉ PODEMOS HACER PARA FOMENTARLOS:

  1. Haga que su hijo asuma su rol de compa­ñero y amigo con responsabilidad. Si forma parte de un grupo, exíjale el cumplimiento de sus compromisos. Por ejemplo, muéstrele qué pasa cuando en un juego en equipo como el fútbol alguien no hace lo que se espera de él: ¿qué podrá hacer el mejor jugador del mundo si el portero no hace su trabajo?

Su hijo debe aprender a establecer verdaderas relaciones de compa­ñerismo y amistady tiene que ser consciente del compromiso personal que ello conlleva. Así podrá aprender a implicarse sincera y honestamente con los demás en cualquier tipo de actividad u objetivo común.

 

  1. Pregunte al niño qué cree que sus ami­gos esperan de él o de una situación para acostumbrarle a pensar en los otros. ¿Qué le gusta a…? ¿Qué espera su amigo que haga? Se dará cuenta de que él forma parte de varios grupos: la familia, la clase, el grupo de teatro….

El niño debe aprender a reconocer las necesidades y deseos de los demás. Si los tiene en cuenta, será mejor compañero y también los demás contarán con él. Si comparte los deseos y las cosas, se sentirá mejor y le apor­tará muchos beneficios. Debe participar en actividades grupales y ser capaz de repartir y compartir entre varios pensando en el beneficio de todos.

 

  1. Inventen juntos actividades para rea­lizar en compañía de otros. Impúlselo a participar en su preparación y a que piense qué puede hacer cada uno sabiendo qué les gusta hacer a las personas a las que invitará y qué cosas puede compartir con ellas.

Pensar en los otros y no sólo en uno mismo, querer el bien de todos, es el primer paso para conseguir ser buen compañero. Aunque no todos los com­pañeros de juegos y de colegio serán sus amigos, su hijo debe comprender que juntos conforman un equipo o un grupo.

 

  1. Demuestre al niño que se puede querer a muchas personas y que no por amar mucho a alguien se deja de querer a los demás. Por mucho que quiera a su papá, no querrá menos a su mamá: ¿por qué tener celos? Lo mismo sucede con las cosas: le gustan tanto el chocolate como las galletas, por igual. Somos capaces de querer por igual a varias personas.

Poco a poco, su hijo tendrá que saber evitar los sentimientos de celos o envidia. Debe aprender a compartir los afectos y sus pertenencias sin miedo y comprender que así como a él le gustan muchas cosas por igual o quiere a muchas personas, el cariño de los demás tampoco es exclusivo para una persona.