MIS PADRES SE SEPARAN

mis padres se separan

Al acabar el periodo de vacaciones muchas parejas entran en crisis y otras muchas rompen definitivamente.

¿Qué ocurre entonces con los niños?

¿Cómo y en qué momento les informamos de la nuestra decisión de separarnos?

Y es que aunque en la actualidad la separación de las parejas se vea como algo «normal», «que suele ocurrir», no significa que no sea uno de los hechos vitales que pueden causar más estrés en la vida de los niños.

Como cada situación es diferente, el sufrimiento que experimenta cada niño como consecuencia de la separación también es muy variable.

 

DAÑOS QUE SE PUEDEN EVITAR

En cualquier separación hay una cuota de dolor que es inevitable. Los niños quieren y necesitan a ambos padres y se sentirían dichosos de verlos felices juntos. Confrontar la realidad de que ello no es posible genera un dolor inevitable, pero no necesariamente un daño, si es que los padres saben conducir el proceso de manera saludable.

Los padres deben ser muy conscientes de que, si bien es posible romper un vínculo de pareja, cuando se tienen hijos se generó un compromiso compartido de crianza y responsabilidad que no se puede disolver. Es imprescindible que logren diferenciar estos dos aspectos para que los conflictos de la pareja no se mezclen con el ejercicio de las funciones como madre y padre.

Una vez resuelta la separación, deberían dejarse de lado los rencores y reproches para darle prioridad al derecho de los hijos a seguir contando con ambos padres.

 

¿CÓMO LES EXPLICAMOS NUESTRA DECISIÓN DE SEPARARNOS?

Para los padres, enfrentar a sus hijos con una información que saben que los hará sufrir no es nada fácil, y menos aun  cuando están pasando un momento personal tan complicado.

En este caso, como en tantos otros, los padres y las madres descubren que es posible dejar de lado momentáneamente el duelo personal para hacerse cargo del dolor de sus hijos.

  • Lo mejor es darles la información de la separación en algún momento en que tengamos tiempo para estar con ellos, para estar disponibles si nos necesitan.
  • Es ideal que ambos padres le den juntos al niño la noticia de la separación, en un clima de serenidad, aunque estén tristes o enojados. Al mismo tiempo le manifestarán la seguridad de que los dos seguirán estando allí para cuidarlo y protegerlo.
  • Lo que se le diga al niño dependerá de la edad y de su capacidad de comprensión.
  • Es importante que se trasmita la información principal con claridad. Por ejemplo: «Vamos a vivir en casas separadas, no seremos más pareja, pero seguiremos siendo mamá y papá siempre».
  • También es bueno decirles que se trata de una decisión de ambos padres, que ha sido muy pensada y que, aunque los hijos hoy no lo entiendan, es lo que creen más conveniente para la familia.
  • En el caso de que la decisión de separarse fuera de uno solo de los padres, no conviene explicarlo. A los niños no los favorece conocer detalles internos de la pareja de sus padres ni etiquetarlos como culpable y víctima.
  • Siempre es necesario aclarar que los motivos de la decisión son propios de la pareja, de los adultos, y que los hijos no han influido para nada en ella.
  • A los niños los tranquiliza, sin duda, que les den algunos detalles concretos de cómo será la dinámica a partir de ese momento. Explicarles dónde y con quién vivirán ellos, dónde vivirá el otro padre, cómo se comunicarán y cómo se organizarán para verse.

 

Las reacciones inmediatas de los niños son muy variables.

1. Algunos demoran en entender lo que realmente significa una separación.

2. Otros hasta pueden sentirse aliviados si vivían en un clima muy tenso.

3. Muchos manifestarán su tristeza, su enojo y se resistirán a aceptar algo que no quieren.

Sea cual sea la reacción, conviene darles la oportunidad de expresarla y de hacer todas las preguntas que se les vayan ocurriendo.